Vida de astronauta

02 septiembre 2005


"Falla el corazón y sientes desequilibrio, andas como borracho porque el cerebro sólo recibe información de la vista y no del oído. Tardamos tres días en recuperarlo". "Volver es como el día después de Reyes para un niño". Miguel López Alegría

De una manera u otra, contemplar la Tierra desde el exterior marcó a todos y cada uno de ellos. En proporción, hay casi tantos astronautas sonados como boxeadores. En su libro Moondust, Andrew Smith recopila las vidas de los nueve astronautas americanos que pisaron la Luna y describe un panorama desolador. Casi todos sufrieron profundas crisis vitales, separaciones, divorcios y hasta alcoholismo.Por lo visto, algo te cambia allí arriba. Incluso los disciplinados soviéticos, después de semanas en órbita, llegaron a rebelarse en el espacio, negándose a practicar los ejercicios obligatorios.La visión de la Tierra como "una pequeña joya brillante" en mitad de la nada provocó en la mayoría un repentino cambio en su concepción del mundo. Al regresar, Buzz Aldrin atravesó una profunda depresión, dejó a su mujer y a sus hijos y acabó alcohólico. Neil Armstrong abrazó la meditación trascendental y James Irving pasó del ateismo al oficio de predicador.Más curioso aún es el caso de Alan Bean, el cuarto hombre en pisar la luna; se quedó tan colgado que desde entonces se dedica exclusivamente a pintar cuadros con escenas lunares (como la de arriba).