
Es verdad que ha adquirido algún vocabulario con al mando de su DVD, gracias a lo cual reconoce palabras como menú, volumen o contraste, además de expresiones tan útiles como subtítulos o rebobinado. Pero no dejará que el idioma suponga un obstáculo. Devora títulos como el Utvandrarna de Vilhem Moberg, o Troll och människor de Selma Lagerlöf, y sufre la monomanía de lo nórdico. Se imagina caminando por la tundra, insólito como un personaje de Hansum. A veces se le ocurre que Estocolmo debe de ser algo así como Cercedilla, una soledad de pinares y un olor de chimeneas en la nieve.
Y valquirias azuladas, que cantan como Björk.