© Cary Anderson. Do not copy without permissionPerdida en la remota península de Kenai, en Alaska, la localidad de Homer ofrece a sus visitantes uno de los espectáculos más grandiosos y desconcertantes del planeta. Cada día, desde hace 27 años, la señora Keene sale al patio trasero de su casa y da de comer a unas 400 águilas calvas.
Como podéis ver en el vídeo, mientras otras ancianas de su edad recogen gatitos o perros de la calle, a la señora Keene, de 83 años, le ha dado por alimentar a centenares de águilas americanas. Su afición comenzó en la primavera de 1979, cuando Keene – conocida por todos como “Lady Eagle” – echó un par de pescaditos a una pareja de aves que rondaba su casa. Hoy en día, gracias a la ayuda de algunos pescadores, Keene viene a arrojar unos 300 kilos diarios de pescado a los animalitos. (Seguir leyendo) (English)
El lugar es visitado por turistas y fotógrafos de todo el mundo, que se deleitan inmortalizando al pelotón de águilas ansiosas de comida. Pero si enfocaran con sus objetivos unos 100 metros más allá, verían a las águilas de Homer balanceándose sobre las antenas, las farolas y hasta las cabezas de sus pobres habitantes.
La gente del lugar ha pasado de la admiración por las águilas al más absoluto de los odios. El hartazgo ha llegado hasta tal punto que el alcalde del pueblo ha dictado una orden que prohíbe alimentarlas. Sin embargo no ha conseguido, de momento, que la medida afecte a “Lady Eagle”, admirada en todo el país por cuidar del ave que simboliza a los Estados Unidos.

Más: 1, 2, 3, 4, 5 / In English: The Eagle Lady
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