Las máquinas aprenden a contar granos de polen

01 julio 2020

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En la azotea de la facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) hay un captador de polen que aspira unos diez litros de aire por minuto, más o menos la misma cantidad de aire que una persona hace pasar por sus pulmones al respirar. “Ese aire que chupa el aparato choca contra una superficie que tiene una sustancia adhesiva y todas las partículas que hay en el aire quedan retenidas en esa superficie”, explica Montserrat Gutiérrez, profesora de la facultad y decana de la aerobiología en España, pues ya manejaba el primer captador que se colocó en este mismo lugar en 1978. Hoy es directora técnica de la red Palinocam de la Comunidad de Madrid, que cuenta con otros 11 captadores, similar a los que hay en todas las grandes ciudades del mundo.

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