Esperando a los dioses

18 septiembre 2005

Durante la II Guerra Mundial, el paso de los soldados de EEUU por las islas de Melanesia causó tal trastorno que, una vez terminada la guerra, algunas tribus comenzaron a utilizar como templos los restos de los aviones que habían quedado atrás.


Muchos indígenas confundieron a los soldados con divinidades y comenzaron a encender fogatas y a construir torres de control de madera con la esperanza de que los aviones regresaran.

Este curioso fenómeno se conoce en antropología como "cargo cults" o "cultos de cargamento".

Durante la campaña del Pacífico, las tropas de uno y otro bando se plantaban en las islas para organizar sus campamentos, montaban pistas de aterrizaje y desplegaban toda su logística. Poco después, ante el asombro de los nativos, empezaban a llegar en aviones que arrojaban en paracaídas todo tipo de provisiones: latas de comida, fruta, ropa, herramientas..., objetos mágicos que desmontaron la manera de entender el mundo de los hasta entonces tranquilos melanesios.

Una vez terminada la guerra y desparecidos los soldados, algunas tribus de melanesios comenzaron a utilizar como templos los restos de los aviones que los americanos habían dejado atrás y levantaron altares donde entronizaron "radios" de madera para comunicarse con el exterior. En su manera de entender el mundo, si repetían exactamente lo que habían visto hacer aquella especie de semidioses venidos de los cielos, pronto llegarían nuevos aviones y barcos que llenarían su isla de mercancías.

Los indígenas construyeron sus propias torres de control con troncos de palmeras y erigieron antenas de bambú, trazaron pistas de aterrizaje, "encendían fogatas para atraer a los aviones y hacían señales con antorchas como habían visto hacerlas a los soldados".


"Montaban guardia con sus fusiles de palo e izaban puntualmente la bandera. Hasta imitaban la vestimenta y la conducta de los occidentales".












Lo más curioso es que en día, en Nueva Guinea, se mantiene uno de estos cultos. Sus seguidores esperan la llegada de alguien llamado Jon Frum o Jhon From, que vendrá de los cielos para traer todo tipo de bienes a sus gentes. Parece que el origen está en un aviador yanqui que se presentó ante los nativos como “John from America” (John de América). De ahí que le pasaran a conocer durante decenios como "John From"

La foto representa un ritual nocturno en una "pista de aterrizaje", con su "torre de control".