El piloto que escapó del frío

04 septiembre 2006

La tarde del 6 de septiembre de 1976, un caza soviético aparece sobre los cielos japoneses y se planta sobre el aeropuerto de Hakodate, esquiva un avión comercial y trata de aterrizar apurando sus últimas gotas de combustible. Ante la mirada atónita de cientos de viajeros, el caza se sale de la pista, revienta una de sus ruedas y se detiene justo antes de chocar contra una torre de comunicaciones.

El piloto que aparece al abrirse la cabina se llama Viktor Belenko y acaba de desertar de la Unión Soviética. Ha venido volando desde Siberia y trae consigo un preciado regalo para Occidente: ni más ni menos que un caza MiG-25, el arma más secreta de la URSS. (Seguir leyendo)

Ingenieros y técnicos de Japón y EEUU, pertenecientes a la División de Tecnología de la USAF, proceden inmediatamente a desmontar el avión y a analizar cada una de sus piezas. Hasta el momento es muy poco lo que saben sobre el MiG; solo que ha batido todos los récords de altitud y velocidad y que se considera inexpugnable.

Apenas 67 días después, tras una intensa campaña de presiones, los americanos deciden devolver el MiG a sus propietarios, y lo entregan desmontado por piezas. Los soviéticos lo consideran una afrenta: no solo les han robado un avión, sino que además han descubierto que el MiG-25 es vulnerable.

Mientras tanto, Viktor Belenko es calurosamente acogido en EEUU donde las autoridades le ofrecen asilo, una pensión y una bonita vivienda donde descansar el resto de sus días. “Yo no robé el avión” – dice años después en una entrevista – “Solo cambié el plan de vuelo”.

En 1996, en aquella única y última entrevista, Belenko explicó lo que sintió la tarde en que huyó de la Unión Soviética a los mandos de su MiG-25P. Había tomado la decisión de escapar de aquel lugar, pero necesitaba buen tiempo y el 100% de combustible, por lo que tuvo que esperar hasta un mes. Después, mientras dejaba atrás las frías tierras siberianas, se había sentido libre, “como si caminara por encima de las nubes”.

Según explicó el propio Belenko, al contrario que otros artistas o atletas que habían huido de su país, él sabía muy poco sobre la vida en Occidente cuando decidió desertar. “Mi primera visita fue a un supermercado – aseguró – acompañado por agentes de la CIA”. La visión fue tan impactante que creyó que se trataba de un montaje. No había colas y podía disponer de todo tipo de productos. Semanas después, cuando ya podía moverse con libertad, descubrió que los supermercados eran reales y se pasaba el día curioseando en sus estanterías. “Compré una caja donde ponía “Freedom” (Libertad) que tenía la foto de una guapa muchacha”. Pensó que contendría algo fascinante, pero aquel paquete de "Libertad" solo era una caja de compresas.

Otra vez – dijo – compré una lata donde decía “Dinner” (Cena) y cociné su contenido con patatas, cebollas y un poco de ajo. Estaba delicioso. A la mañana siguiente un amigo me preguntó si había comprado un gato, porque la lata era de comida para gatos. ¡Pero estaba tan buena! Hace un año invité a cuatro amigos rusos a venir e hice la prueba: se lo serví de cena con galletas saladas. Se lo comieron y les gustó. El sabor no ha cambiado. Para aquellos que no estén muy familiarizados con la comida americana para gatos, les diré que es muy sana, está deliciosa y muchas veces es mejor que la comida para humanos”.

Más: 1, 2, 3 y 4

21 Respuestas ( Deja un comentario )

  1. Anónimo dijo...
  2. Primer!

  3. quiosquera dijo...
  4. Siempre he pensado que tomar la decisión de abandonar "para siempre" tu país (con todo lo que ello conlleva: familia, amigos, vivencias...) tiene que ser terrible. Por eso, ante una noticia como ésta, y al pensar en qué pudo pasar por la mente de Victor Belenko para actuar de esa forma, sólo se me ocurre que tuvo que ser la necesidad imperiosa de libartad: de querer despertar de una pesadilla insoportable.
    Estoy convencida de que sólo tienen posibilidades de alcanzar la meta, aquellos que son capaces de exponer la vida para seguir viviendo.
    ¡Muy buen post!

  5. Antonio Martínez Ron dijo...
  6. Gracias quiosquera. La verdad es que podía haberme limitado a contar la huida de Belenko, pero las cosas que decía en la entrevista me parecían curiosas. saludos!!

  7. maps dijo...
  8. A diario pasa lo mismo, pero los cayucos no poseen tanta tecnología...

  9. quiosquera dijo...
  10. ¡Totalmente de acuerdo con tu comentario, Maps! Porque si ha de ser duro abandonarlo todo para salir en busca de la libertad, cuán terrible no será tenerse que jugar la vida en busca de horizontes para sobrevivir a la miseria.
    Saludos.

  11. Carlos Luna dijo...
  12. Que huevos tuvo ese hombre!

    Hoy en día seguro que le han puesto un dispositivo de destrucción por control remoto a todos los MIG :-)

  13. xenmate dijo...
  14. como tiene que ser la comida americana, no?

  15. alvarhillo dijo...
  16. Me acuerdo de ver la noticia cuando era joven en la tele.Recuerdo unas borrosas imagenes en blanco y negro y a mi padre que decía"un Ruso se ha escapado con un avión va atres veces la velocidad del sonido". Para mi, que no pasaba de 80 con mi moto aquello era una barbaridad. Gracias por recordarmelo.

  17. Anónimo dijo...
  18. Hola.

    Solo aprovecho para felicitar al autor del blog, tiene contenidos muy variados e interesantes; espero poder leerlo más seguido y aportar en algo. ;)

    Un saludo.

  19. Vitore dijo...
  20. La libertad estriba en poder comprar comida para gatos; saberlo y comertela. La dictadura es tener que comerte esa comida de gatos, saberlo y dar las gracias al dictador por el alimento. Buen post y como siempre excelente documentación.

  21. Flavio dijo...
  22. Muchas gracias por recoger esta interesante historia.

  23. Ender Muab'Dib dijo...
  24. Genial, como siempre, aberron!
    Esta historia me ha gustado mucho.

    Muy curioso lo de los supermercados a la vez que gracioso lo de las compresas Freedom, así como la comida para gatos.
    Siempre supe que eso no tenía que ser tan malo xD.

    Saludos!

  25. Antonio Martínez Ron dijo...
  26. Gracias a todos, chicos! Vuestras palabras me animan a seguir. Y gracias especialmente a todos aquellos que me meneáis de vez en cuando (entiéndase bien, en menéame.net) ;-)

    Un saludo

  27. Jonathan Cantú dijo...
  28. Muy interesante, creía que era imposible hacer eso.

    Lo mejor es que desaparezcan los nacionalismos, así no aparecerían historias así.

  29. Anónimo dijo...
  30. super interesante... todos los articulos de tu blog son una maravilla, no te detengas, que blogs como el tuyo hay pocos.

  31. Anónimo dijo...
  32. esta historia es un montaje de la CIA. No apoyo a la URSS, pero de ahí a considerar a los supermercados como "templos de la libertad" hay un buen trecho.

  33. Anónimo dijo...
  34. Ah, y al que dice eso de "mejor que desaparezcan los nacionalismos" le digo que totalmente de acuerdo y que el primero de todos que debe desaparecer es el español

  35. Antonio Martínez Ron dijo...
  36. En realidad este post es un montaje de la CIA, Belenko nunca existió.

  37. Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...
  38. Me permito coger información de este entrada para elaborar otra en mi blog, Aberron. Naturalmente mencionando la fuente. Si tienes algo que objetar házmelo saber y corregiré o retiraré lo que creas oportuno. Mientras tanto, gracias.

    Te descubrí la pasada madrugada y me quedé hasta las seis de la mañana enganchado. Estupendo blog.

  39. Anónimo dijo...
  40. Conque un montaje eh!, ja ja, no hay que creer en todo.

  41. Anónimo dijo...
  42. Lo que nadie sabe es que Viktor Belenko es en realidad un viajero del tiempo, oficial de la Real Academia de Azov en el siglo XXIII y toda su odisea no fue otra aventura más que un entramado plan para descubrir a Occidente los secretos del Mig 25P.

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