Por qué soy fan de Alberto Montt

07 julio 2010


La mayoría de los artistas a los que admiro tienen una misma facultad: son capaces de mirar a la realidad desde una perspectiva distinta. La primera vez que vi las viñetas de Alberto Montt me di cuenta de que estaba ante un tipo capaz de darle una vuelta a la realidad y describirnos el mundo desde su disparatada trastienda.


En sus Dosis Diarias, Montt es capaz de mostrarnos el punto de vista del mosquito que pica a Drácula, a Caperucita embarazada del lobo o el reverso de la acupuntura-vudú. Lo que comenzó para durar un año, ha terminado siendo uno de los mejores blogs de humor gráfico de la red y se ha convertido en dos libros, el primero de los cuales ya obra en mi poder y atesoro como una de las joyas de mi biblioteca.


Pero si hay algo que me gusta de Montt, aparte de sus curas, sus superhéroes y su entrañable Rogelio, son esas irreverentes viñetas sobre Satán y Dios en las que ambos aparecen jugándose a los dados los aspectos más banales de la creación. Os he dejado aquí cuatro pinceladas para que, aquellos que no los conozcáis, buceéis un rato por su blog en busca de estos destellos ateos e incorrectos. Y para que tengáis en cuenta que quizá ambos personajes habiten donde apunta esta última viñeta.


Enlace: Dosis Diarias (Alberto Montt) + De paso por el mundo (cada miércoles en LdN)