Cuando Harry encontró a Eugenia

07 julio 2011


El tipo de la fotografía aparece registrado como “Harry Leon Crawford” en la imagen 234 archivo policial de Nueva Gales del Sur, Australia. Va vestido con traje, corbata y tiene expresión compungida. La foto está tomada poco después de su detención, el 5 de julio de 1920, y sobre su cabeza un funcionario policial ha anotado el número de registro y un nombre: “E. Falleni”.

En el momento de su detención, Harry Crawford trabajaba en un hotel de Stanmore como limpiador y estaba casado con Elizabeth King Allison. La policía lo capturó y le hizo la ficha bajo la acusación de haber asesinado a su anterior mujer, Annie Birkett, desparecida tres años antes tras decir a un familiar que había descubierto algo sorprendente sobre Harry. Para justificar su desaparición, el detenido había dicho a sus vecinos que ella se había fugado con el fontanero. El hijo de Birkett, de un matrimonio anterior, puso a la policía sobre la pista tras la aparición del cadáver de su madre en 1917 en un lugar llamado Lane Cove. Los pruebas demostraban que Crawford había llevado a su esposa hasta un lugar apartado y allí la había apaleado hasta dejarla inconsciente. Después había quemado el cuerpo y se había deshecho de él.

Pero entonces, ¿quién es E. Falleni? (Seguir leyendo)


La imagen que veis sobre estas líneas se encuentra en el mismo archivo de la policía de Nueva Gales del Sur y está realizada días o meses después de la primera. La protagonista de la fotografía es Eugenia Falleni, una mujer de origen italiano que había llegado a Australia a finales del siglo XIX. El archivo policial recoge que el día que llegó a prisión, acusada de asesinato, entró ataviada como un hombre bajo la identidad de Harry Crawford. Lo primero que pidió fue que la llevaran a las celdas de las mujeres y que no le contaran la verdad a su esposa. Después confesó que se había hecho pasar por un hombre durante las dos décadas anteriores. Durante aquel tiempo había conseguido engañar a todo el mundo y se había casado dos veces. El archivo policial también recoge que, al conocer la verdad, su segunda mujer aseguró: “Siempre me pregunté por qué era tan terriblemente tímido”.


La historia de Eugenia Falleni se hizo bastante popular hace unos años en Australia e incluso se escribió una biografía. La historia de aquella inmigrante italiana es aún más rocambolesca: había empezado a disfrazarse de hombre para conseguir trabajo como marinero en los barcos del Pacífico. Después decidió seguir con la farsa, aunque por el camino tuvo una hija que entregó a una pareja a la que explicó que la madre había muerto. En 1912, bajo la identidad de Harry Crawford, había conocido a la viuda Annie Birkett a la que embaucó para casarse años después. El día que descubrió la verdad, Falleni asesinó a la mujer e intentó hacer lo mismo con el hijo, al que pretendía tirar por un precipicio.

Algunas fuentes aseguran que la imitación era tan perfecta que entre las pertenencias con las que entró a prisión, en una maleta, había un objeto de madera y goma en forma de pene que utilizaba para disimular. El juicio se celebró en 1920 y Falleni fue condenada a muerte por el delito de asesinato, aunque su pena fue conmutada posteriormente por cadena perpetua. Salió de la prisión de Long Bay en febrero de 1931 bajo la identidad de Jean Ford y vivió de incógnito hasta que en 1938 un atropello le costó la vida.