La erupción del monte Vesubio el 24 de agosto del año 79 d.C. y la posterior destrucción de Pompeya y Herculano es uno de los episodios de la historia clásica más estudiados, pero no por ello menos estremecedor. En el año 2009, el Museo de Melbourne organizó una exposición titulada "Un día en Pompeya" que incluía la animación que veis sobre estas líneas. En ella se nos ofrece una reconstrucción de cómo pudieron ser aquellas horas en que la ciudad fue cayendo con sus ciudadanos dentro hasta quedar sepultada por el flujo piroclástico. En Open Culture, recuperan la descripción de los hechos que hizo Plinio el Joven en una de sus cartas, que sirve para apreciar mejor el contexto del vídeo:
Allí hubieras oído chillidos de mujeres, gritos de niños, vocerío de hombres: todos buscaban a voces a sus padres, a sus hijos, a sus esposos, los cuales también a gritos respondían. Unos lamentaban su desgracia, otros la de sus parientes, y había quienes que por miedo a la muerte la imprecaban. Muchos eran los que elevaban las manos hacia los dioses, y otros se habían convencido de que los dioses no existen, creían que era la última noche del mundo. [...] Cuando aclaró un poco nos pareció que no amanecía sino que el fuego se iba aproximando; pero se detuvo un poco lejos y luego volvieron las tinieblas y otra vez la densa y espesa ceniza. De cuando en cuando nos levantábamos para sacudirnos las cenizas, de lo contrario nos hubiera cubierto y ahogado con su peso. Me podría envanecer de no haberme lamentado y no haber proferido ningún grito fuerte en medio de tantos peligros, pero me consolaba, en mi mortalidad, la idea de que todos y todo acababa conmigo.