Mejillones en la cuerda floja

16 octubre 2018

Imagen: Xurxo Mariño

Con la vista clavada en la ría de Arousa, Víctor Dios saborea un mejillón con la satisfacción de quien conoce el trabajo que ha costado criarlo y llevarlo hasta la mesa. Hoy se ha levantado a las 5 de la mañana y ha trabajado duro en la batea hasta mediodía para sacar junto a sus compañeros unos 2.500 kilos de mejillones que se venderán en supermercados y pescaderías. Pero en su rostro se dibuja un gesto de intranquilidad. «Este año no hubo nada de nordeste, muy poquito», asegura. «Y en verano es fundamental para que haya el afloramiento, para que entre el agua de la corriente del golfo, fría y llena de nutrientes, que es lo que hace que los mejillones engorden». Después de 35 años trabajando en la ría, Víctor sabe que un mejillón que no engorda es un mejillón débil, que puede terminar desprendiéndose de las cuerdas. «Este año de momento no hemos tenido desprendimientos, pero estoy acojonado porque tiene mucha anémona», confiesa. «De momento ha aguantado, pero a ver si lo sacamos pronto porque me mete miedo».

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