Freud y los chow chows

12 marzo 2006


"Según se cuenta, era tal la perspicacia de Jofie que sabía siempre con exactitud cuándo Freud se disponía a dar por acabada una sesión, y un momento antes se levantaba como para acompañar al paciente a la puerta. Además siempre echaba una mano a su amo con la terapia. Si por ejemplo, después de olisquear a un paciente, se apartaba de él y se escondía gruñendo debajo del escritorio de su amo, Freud daba por hecha la primera parte del diagnóstico. "La gente que le cae mal a Jofie no es trigo limpio", decía siempre el profesor". (La Vanguardia)

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