Días de vino y rosas

21 septiembre 2008

Imagen: Abandonalia

En la habitación hay una cama que ya no da vueltas, un juego de espejos y un trío de cojines que yacen sobre el colchón como criaturas muertas. El techo ha dejado caer una lluvia de yeso en polvo, nostalgia de la nieve y las noches de whisky con cocacola. Por las paredes se adivinan antiguas huellas, miradas transidas en un frenesí de tangas y reflejos. (Seguir leyendo)

Las imágenes de este club de alterne abandonado las ha tomado el autor de Abandonalia, toda una joya del mundo de los abandonos, quien se introdujo en el lugar armado con una cámara. Sobre el club apenas presenta algunas pistas, como el cartel de SE VENDE y su ubicación “en una autopista de la que es difícil salir si no se va al sitio ex profeso”.

Imagen: Abandonalia

En algunas de las instantáneas se ven barras como playas desiertas, estantes vacíos, escombros sobre la pista de baile. En las habitaciones, cuenta el autor, hay carcasas de cintas porno y una veintena de bolsas cargadas de compresas usadas.

Es todo el legado de sus antiguos moradores. Restos de un mechero, una colilla, algún bote vacío. Y ese zapato rojo en el que ahora anidan los vilanos.

Imagen: Abandonalia

Enlace: Club de alterne abandonado (Abandonalia) / Vía: Menéame

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