“We won’t get fooled again!” – proclaman los Who al inicio de cada episodio de CSI Miami. “No nos volverán a engañar”. La vida real, sin embargo, no es tan sencilla como la pinta Horatio Caine. La policía alemana acaba de poner fin a uno de los casos que les ha traído de cabeza desde 1993. En aquel año, una mujer de 63 años apareció estrangulada en la ciudad de Idar-Oberstein sin que el asesino dejara más pistas que una pequeña traza de ADN.
Durante los años siguientes, y en diferentes lugares de Europa, la misma huella de ADN, perteneciente a una mujer, apareció hasta en 17 asesinatos sin resolver, sin que la policía fuera capaz de encontrar un patrón de comportamiento.
¿Quién era aquella misteriosa asesina buscada durante más de quince años por la Interpol? La policía científica acaba de llegar al final de la madeja: la respuesta está en los bastoncillos utilizados por los agentes para tomar muestras en las escenas del crimen. Todos ellos salieron de la misma fábrica y se utilizaron para investigar los 17 asesinatos.
Casi con toda probabilidad, la muestra genética de la misteriosa mujer sin rostro pertenece a una trabajadora que, bien por accidente o bien por negligencia, contaminó los bastoncillos con su propio ADN durante el proceso de fabricación.
Si esto fuera un episodio de CSI, Horatio se pondría las gafas y pronunciaría alguna frase demoledora.
Enlace: El fantasma de Heilbronn (DW) / Vía: Perogrullo
Durante los años siguientes, y en diferentes lugares de Europa, la misma huella de ADN, perteneciente a una mujer, apareció hasta en 17 asesinatos sin resolver, sin que la policía fuera capaz de encontrar un patrón de comportamiento.
¿Quién era aquella misteriosa asesina buscada durante más de quince años por la Interpol? La policía científica acaba de llegar al final de la madeja: la respuesta está en los bastoncillos utilizados por los agentes para tomar muestras en las escenas del crimen. Todos ellos salieron de la misma fábrica y se utilizaron para investigar los 17 asesinatos.
Casi con toda probabilidad, la muestra genética de la misteriosa mujer sin rostro pertenece a una trabajadora que, bien por accidente o bien por negligencia, contaminó los bastoncillos con su propio ADN durante el proceso de fabricación.
Si esto fuera un episodio de CSI, Horatio se pondría las gafas y pronunciaría alguna frase demoledora.
Enlace: El fantasma de Heilbronn (DW) / Vía: Perogrullo