Imagen: Mariano Pérez (Flickr)
Villa Epecuén fue engullida por las aguas el 10 de noviembre de 1985. Esta pequeña ciudad argentina, que llegó a albergar a más de 25.000 turistas cada verano y contaba con decenas de comercios y hoteles, fue sepultada de la noche a la mañana tras la rotura de un dique que inundó sus calles con más de cuatro metros de agua.
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Imagen: Ana Safenreiter (Flickr)
Durante más de
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Imagen: Sergio Suárez (Flickr)
Escombros, paredes caídas, árboles muertos... Las aguas han dejado al descubierto una ciudad que parece haber sido destruida por una lluvia de fuego y cenizas. La alta salinidad de la laguna Epecuén ha dejado una capa blanca sobre las ruinas, que le añade un toque fantasmagórico. En algunos lugares el agua ha horadado la tierra y los árboles parecen querer escapar de este infierno de puntillas.
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Imagen: Mariano Pérez (Flickr)
Aquí y allá pueden contemplarse algunos restos de la vida en la ciudad: botellas, sanitarios y un paseo que lleva hacia un lugar donde todo está podrido y muerto. El paisaje, sin embargo, contiene una rara belleza, la memoria de una gloria pasada, cuando los ricos terratenientes de la zona pasaban los días felices junto al lago.
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Imagen: Ana Safenreiter (Flickr)
Ver también: El desastre de Salton sea (Fogonazos) / Archivado en Abandonos
Gracias, Carolina! Y a todos los que seguís mandando sugerencias :-)