¿Preferimos un electroshock a pensar?

10 julio 2014


Una de las cosas más divertidas de la neurociencia es que a veces se publican estudios de lo más insospechado. Hace unos días, por ejemplo, la revista Science publicaba un trabajo coordinado por Timothy Wilson que daba a lugar a titulares bastante surrealistas: la gente prefiere autoinfligirse descargas eléctricas a quedarse a solas con sus pensamientos, decían los medios. Y en esta ocasión no era una distorsión de los periodistas que interpretaban el trabajo, sino que los propios autores del trabajo apuntaban a estas conclusiones. Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿Realmente odiamos pensar y quedarnos a solas tanto como para preferir un castigo físico? Para entenderlo mejor primero hay que saber en qué consistía el trabajo.

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