Nuestra visión periférica esconde un secreto

21 septiembre 2015

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Imagine una cena romántica con su pareja en la que ambos se miran a los ojos. Sin retirar la mirada, usted es capaz de alcanzar la copa de vino que tiene delante y levantarla para beber. Sabe en qué posición está y la agarra con precisión sin necesidad de mirar directamente. En este proceso han actuado sobre todo los bastones, las células receptoras mayoritarias en nuestra retina y que nos permiten distinguir los tonos grises. A pesar de más numerosos y de ser responsables de la visión periférica, a estos receptores se les ha dado menos protagonismo que a los escasos conos, responsables de la visión de los colores. Pero su papel puede tener implicaciones en las que hasta ahora no habíamos reparado.

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