El calvo de Benny Hill

30 abril 2005

¿Os acordais de aquel abuelo entrañable cuya calva palmoteaba alegremente Benny Hill? Este calvo se nos ha quedado en la cabeza, hasta el punto de que vemos a un calvo por la calle y nos entran ganas de darle de tobas y perseguirle por el jardín, a cámara rápida y ritmo de trompeta.

Se llamaba Jackie Wright, era miembro de una familia de doce hermanos. Comenzó su carrera como culturista (¡!) y trabajó en el negocio de la tapicería para coches. Después de los años de la Depresión, regresó a su Belfast natal y viajó por todo el país como músico, tocando el trombón (¡!). Por entonces ya hacía sus pinitos como cómico.

En los 60, Jackie actuó como extra en series como"Z Cars" (1962) y allí fue descubierto por Benny Hill, que le contrató para su show de la BBC.

Aquellos fueron los años del éxito, y llegó a actuar en alguna que otra serie y película. Hacia 1979, en EEUU se creó un club de fans de Jackie e incluso recibió ofertas para protagonizar su propio show.

Sin embargo, en 1983 una enfermedad le obligó a dejar el programa de Benny. Murió en 1989, en Belfast.

Radio Jamón

27 abril 2005


A ver cómo lo explico. En mi cocina hay un aparato de radio. A su derecha también hay un jamón, pero eso viene después. El caso es que todos los días, al entrar por la puerta, lo primero que hago es encender la radio, me gusta el runrún mientras me preparo la comida y voy de aquí para allá.

Hace unas semanas la radio empezó a dar problemas, ese tipo de interferencias que no te dejan escuchar ninguna emisora. Si me alejaba de la mesa, el locutor parecía envalentonarse, la emprendía a gritos desaforados conmigo, que no tengo culpa de nada. En cambio, si me acercaba al aparato, la voz del presentador se convertía en un hilo inaudible, tembloroso.

La situación empezó a ser desesperante. Una tarde, moviendo la antena, descubrí que al contacto con el jamón las emisoras volvían a escucharse correctamente. La voz de los locutores era ahora nítida, cristalina, hasta tal punto de que me parecía estar con ellos en el estudio.

Con los días anduve tocando el dial y encontré un montón de nuevas emisoras. Ante mi sorpresa, al menor movimiento de la ruleta, surgían decenas de cadenas en todos los idiomas, francés, portugués y algo que identifiqué como chino. A la derecha del dial, recibía la emisión de la BBC de Londres y sus magníficos programas culturales. Por el centro, incansables voces rusas ofrecían las noticias.

La clave estaba en el jamón. Si la antena dejaba de tocarlo, el aparato volvía a ser una radio normal, más bien mediocre, que recibía las ondas con dificultad. Una noche, N. entró en la cocina y me descubrió escuchando un especial de cantos árabes. Tuve que explicarle lo que sucedía, antes de que me delatara a la policía.

Esa misma madrugada probamos con un fuet, un chorizo ibérico y hasta una bolsa de salchichas. No funcionó. La antena solo parecía adquirir propiedades mágicas al contacto con el jamón. En ese momento comprendí que estaba ante un hecho extraordinario - pensé en acudir a la prensa, en contar la noticia a todo el mundo, como aquel tipo en cuyo jamón apareció la cara de Chiquito de la Calzada.

Sin embargo, después de muchos esfuerzos, logré contenerme. Debíamos mantener la cabeza fría. Estudié con calma cada una de las partes del jamón, la maza, la babilla, el codillo, la punta, sin encontrar explicación al fenómeno. Ahora sospecho que la misteriosa fuerza reside en la pezuña. Allí parece concentrarse todo su poder, basta rozarlo para sentir las interferencias.

Muchas noches, cuando creo desesperar, sintonizo Radio Vaticano. Alguien reza y yo rezo con ellos. Las cosas solo pueden ir a peor. Anteayer, moviendo la pezuña, escuché una conversación de los vecinos. Hablaban de nosotros.

A cuatro manos

23 abril 2005

Por lo visto, el último premio Alfaguara de novela ha sido escrito a cuatro manos, uno imagina a sus autoras dale que te pego, ambidiestras las dos, echadas sobre el papel como auténticos portentos literarios.

La expresión "a cuatro manos" siempre me ha parecido enigmática y me hace dudar sobre el verdadero número de manos que emplea el autor en su obra. Si escribe en solitario, con la tradicional pluma o bolígrafo, es de esperar que lo haga a una mano, como mucho, salvo extraños fenómenos de la naturaleza o mutaciones que no vienen al caso.

Por eso, si se trata de un dúo, lo primero que viene a la cabeza es que la novela haya sido escrita a dos manos, y no a cuatro, como se dice desde siempre. Habrá quien apunte que se ha hecho a ordenador, en cuyo caso sería mucho más apropiado hablar de una novela escrita a veinte dedos, por ejemplo, si ambas autoras fueran mecanógrafas. Para el resto de los casos se podría hablar de novelas a seis, once, doce dedos tal vez, o libros escritos con siete dedos y una prótesis de porcelana, para obras cuyo autor haya perdido un apéndice.

La cuestión es si el número de manos influye en el estilo literario. Vemos por televisión elefantes que pintan cuadros con la trompa y hasta escritores que escriben con los pies, en el sentido real y en el sentido figurado, por no hablar de los que lo hacen con el culo, ejemplos que prefiero no citar.

Sin salir del plano metafórico, igual que María Jiménez canta con el coño, hay escritores que escriben con las pelotas, tal es el caso de Bukowsky, y otros más finos, como Miller, que lo hacen con la polla, una polla metafísica y hambrienta de estilo.

Es sabido que Dostoievsky escribía con la médula, Kafka con el quiste; "No soy yo el que escribe, es mi quiste" - es de suponer que dijera a las visitas. Flaubert hacía lo propio con el bigote, Cela con las nalgas, que es de donde se saca la mejor panceta, y Hemingway con el hígado, deportivo y cirrótico.

Este año toca hablar de Cervantes, escritor "a una mano" por excelencia. En su caso parece que la única mano sana adquirió facultades de la otra, como esos sordos que ven en la oscuridad, o los ciegos con oído de murciélago. Una mano viva, desproporcionada, una mano con ojos, que se ríe. Releyendo el Quijote se aprecia que la mano, poco a poco, se apropia de la obra. Al final, esa mano temblorosa que describe la muerte, nos lleva hasta la clave: el loco no es Quijano. Tampoco Cervantes. Ella, loca perdida: la mano.

Cómo se pudre un locutor

22 abril 2005


Lo primero que se le pudre al locutor son las puntas de los dedos, también las uñas, que van ennegreciendo, antes de darse cuenta lo estará tocando todo, lápices, bolígrafos, papeles, dejando sobre ellos una sustancia blanduzca, espesa, como crema de garbanzos. Otras veces afecta a la piel, o las raíces del pelo, basta tirar de uno para que se vengan todos, uno tras otro, dejando a la vista millones de folículos, diminutos bulbos por los que sopla el aire.

Pásase, en los casos delicados, un suave cepillo por el cuerpo, cuidando de no dañar la dermis, siempre de arriba hacia abajo, como crin de caballo. Se ha de limpiar concienzudamente, extrayendo el escabeche de los poros, detrás de las orejas o el hoyuelo de la barbilla. En pupilas y lagrimales, basta aplicar un bastoncillo, empapado con abundante gasolina.

La causa común está identificada; sucede que al locutor se le pudre una idea, algún vago pensamiento de cafetería, tal vez albergado en la oscuridad de un cinematógrafo. Si no se identifica a tiempo ya no habrá más remedio. Las primeras horas son cruciales para el desarrollo de la dolencia. Se aconseja sumergir al interfecto en agua del carmen, no menos de tres días con sus noches, siempre hasta la cintura, con escasísima luz y en respetuoso silencio.

Si al salir no mejora, es previsible que la idea avance. Hacia la segunda semana habrá tomado tejidos y glándulas, hasta alcanzar las entrañas superiores. Es el momento de las manchas purpúreas, los estigmas y las sudoraciones. A la altura del cóccix, sentirá una punzada, es allá donde la víscera se hace pensamiento, y los órganos se van quedando como de asadura, en un todo licuado.

Aún en esta fase es posible hacer vida normal. Las peores emanaciones suelen provenir de las fosas nasales, se pueden disimular como una alergia.

Para la ausencia de color en el cuello se recomienda un fular, con el que se podrán acabar elegantemente los días.

A última hora se debe recostar al locutor y colocarle un espejo bajo la nariz. En ese momento, si él se ve guapo, está todo perdido.

Fantasmas en el "Winston"

El caso de los "fantasmas en el Winston", escucho en RNE, y la locutora sigue adelante, sin torcer el gesto de la voz, no vaya a ser que se le note que los fantasmas andan ya rondando por el estudio de Prado del Rey, puede que por su propio cerebro. Los mismos fantasmas que hace unos días (me entero en la web de Arcadi Espada) acechaban a otra presentadora, esta vez del Telediario de TVE, que hablaba de los problemas de empresa 'Dilait' tras el incendio del Windsor, en referencia a la auditora 'Deloitte'.


"Dilait en el Winston", no me digan que no es para echarse un cigarrito.

La lengua del locutor hispánico, propensa al patinaje artístico al menor asomo de idiomas ajenos, derrapa especialmente cuando el periodista quiere hacer notar su dominio del inglés. El presidente de EEUU, George 'Bash' - dice algún engominado intentando conseguir el tono de la NBC. Y a continuación anuncia sin empacho el "Autoinglés on de Rrroud".

Claro que, a veces, no es la lengua lo que patina, sino el sistema nervioso al completo. Recuerdo perfectamente a una locutora de Los 40 Principales que, al son de los últimos compases de "Mediterráneo", celebraba la maestría de ese magnífico cantante que es Juan Manuel Serrano. O el caso de la presentadora de Kiss FM que emitió la canción "Bette Davis eyes" - juro que es cierto - y culminó la presentación hablando de los ojos de esa "magnífica dramaturga" que fue la señora Davis.

Las patadas se multiplican en el mundillo de la música y la radiofórmula. Todavía me estremezco al recordar un severo "Bob Dailan" para referirse a Bob Dylan. Y así con Iric Cleipton (Eric Clapton) o Prains (el artista anteriormente conocido como Prince).

Según leo en calumniaquealgoqueda.com., siempre se puede llegar al extremo de Ana Rosa que, al presentar una actuación en su programa, dijo del cantante que había actuado con artistas de la categoría de Elvis Presley y Chuck Norris". Cuando se refería al campeón de kárate Chuck Berry, evidentemente.

Si les digo la verdad, a veces me dan ganas de hacer como Cristina López Schlichting, que una de estas tardes, para manifestar su mayúscula sorpresa soltó aquello de: "Me dejas tetrapléjica, chica".

Cocodrilos en el Sahara

08 abril 2005


Impresionante documento el que ofrece hoy el diario El Mundo.

Científicos españoles han descubierto una charca aislada de Mauritania en la que sobrevive un grupo de 30 cocodrilos. Se calcula que los reptiles permanecen aislados en medio del desierto desde hace 9.000 años. Sobreviven gracias a los peces de la pequeña charca, de no más de 100 metros cuadrados, a 200 kilómetros del río más cercano.

Los biólogos dicen que es «un fenómeno ecológico único». Todos los niveles de la cadena alimenticia se mantienen en tal equilibrio que permiten que no se atrofie el ecosistema, pese a su reducido tamaño y desde hace tantos siglos.

Los cocodrilos pueden mantener un ayuno muy prolongado de hasta un año, lo que explica en parte "que se mantengan en la Tierra desde hace más de 200 millones de años o que sea posible que vivan enterrados en zonas húmedas de los ríos secos del desierto durante meses a la espera de las cortas lluvias anuales".

Bestiario

Hace un tiempo recogía en este página la existencia de el "gran congón", ser que, en la definición de Woody Allen, no es más que "un animal mitológico con cabeza de león y cuerpo de león, pero de otro león distinto".

En El Libro de los Seres Imaginarios, Borges da cuenta de la existencia del Hidebehind: "El Hidebehind siempre está detrás de algo. Por más vueltas que diera un hombre, siempre lo tenía por detrás y por eso nadie lo ha visto, aunque ha matado y devorado a muchos leñadores"

Más

El parto del hombre

06 abril 2005

El rito de "la covada" o "zorrocloco" se ha practicado desde tiempos inmemoriales en algunas zonas del norte de España. Consistía en que el hombre, durante el parto de la mujer, era encerrado en una habitación contigua donde simulaba sufrir igual que ella.

Estrabón lo describió en su Geografía, al hablar de Hispania y particularmente de los pueblos del norte: «...Es común también la valentía de sus hombres y mujeres; pues éstas trabajan la tierra y cuando dan la luz sirven a sus maridos acostándolos a ellos en vez de acostarse ellas mismas en sus lechos».

La covada, que escandalizó a ls romanos, consistía en que cuando daba a luz la esposa, era el marido quien inmediatamente se metía en la cama con el hijo y ambos eran atendidos por la mujer.

De hecho, es un comportamiento muy conocido en antropología, que también se daba en la América precolombina, e incluso en Norteamérica. "La costumbre escandalizó a los europeos... pues el padre solía acostarse en una hamaca donde se quejaba por las dificultades que había sufrido en el parto, y recibía regalos de familiares y vecinos, mientras que la madre solía seguir trabajando como si tal cosa. En realidad, era la forma de proclamar públicamente quien era el padre del recién nacido".

"Entre los shoshonis, el padre permanecía recluido cinco días en su choza, hasta que se caía el cordón umbilical, sin comer carne, ni sopa. Los padres witotos también tenían que permanecer en reposo hasta que cicatrizaba el cordón umbilical y no podían carne de caza ni tocar sus armas. Entre los bororos de Brasil, el padre se provocaba hemorragias en los pulmones por medio de una varita y desparramaba la sangre por el cuerpo simulando el parto".

Para que luego digan de mi generación.