
Son estelas de condensación. Se producen cuando los grandes aviones de pasajeros vuelan a unos 10.000 metros de altitud, en el límite de la troposfera y la estratosfera. La baja presión y la temperatura de - 40ºC provocan que el vapor de agua, al salir del motor, pase directamente de estado gaseoso a sólido, formando un fino polvo de hielo que refleja fuertemente la luz del sol. Polvo de hielo.
Durante años, los científicos las han utilizado para estudiar el cielo, los cambios en la dirección del viento, el comportamiento de los gases en las altas capas de la atmósfera.

Un grupo de investigadores de la NASA aprovechó los días posteriores a los atentados del 11-S, en que se suspendió todo tráfico aéreo en EEUU, para hacer concienzudas mediciones de la temperatura en el país. Al cabo de unos días, descubrieron sorprendidos, que se había producido el mayor cambio en varios siglos en la diferencia entre las temperaturas del día y la noche.
Solo porque los aviones habían dejado de circular durante unas horas.