Toreando en bicicleta

29 diciembre 2005


Inauguramos nuestra sección "Friqui cañí" con este grabado de 1870: "Suerte de varas en velocípedo en el anfiteatro de Nimes (Francia)"

Extraído de la revista "La Ilustración Española y Americana".

El ojo de King Kong

28 diciembre 2005

Mucho después del año 33, King Kong siguió durmiendo cada noche en Central Park. Mi padre dijo que no había muerto al caer de ningún rascacielos, él mismo lo había visto una noche en el estanque, sentado entre los lirios de agua. Según él, a partir de cierta hora, no era extraño toparse con King Kong en algún solitario callejón de Manhattan, rebuscando en la basura.

Vivíamos en el East Side, más allá de Broadway con la 92, y mi padre decía que, en verano, Kong dormía sobre aquellas negras azoteas, a salvo de todas las miradas.

Todos los años, en Navidad, era King Kong quien me dejaba los regalos. Ni Santa Claus ni elfos que bajaban de trineos. King Kong me dejaba un calcetín enorme lleno de caramelos, a veces se le caía algún largo pelo y yo lo guardaba con tesón. Muchas noches presentía su gran ojo de gorila en mi ventana; el viejo Kong esperaba a que me durmiera.

A menudo se escuchaban largos alaridos que cruzaban la ciudad. “Es el rey Kong – decía mi padre – Está persiguiendo a los ladrones”. Y yo me dormía confiado, pensando que el gran Kong nos protegía.

King Kong you know the name of – decía la canción - King Kong you know the fame of / King Kong ten times as big as a man”.


King Kong era un mono nocturno, un gorila de veinte pies que remoloneaba entre chimeneas gigantescas y se bañaba en el Hudson. Tiempo después de empezar la guerra, me pareció ver su silueta sobre el edificio Chrysler, oteando los cielos en busca de bombarderos alemanes.

"King Kong son los padres" - me dijo una tarde el idiota de Jim en la tienda de comestibles. Le solté un croché que le partió los dos labios y le tumbó en el suelo de la tienda. Durante una semana me sentí fatal, mi madre me dijo que no debía pegar a los chicos, y menos a aquel niño irlandés, a cuyo hermano habían matado los alemanes en Europa.

Monarquía y Photoshop

23 diciembre 2005


La Casa Real ha reconocido que la felicitación navideña de este año es un montaje fotográfico. La imagen, que tiene un aire irreal y cibernético, es una especie de composición futurista, un magnífico collage donde los autores han ido pegando nietos sin miramiento, disponiéndolos aquí y allá a los pies de los Reyes. La suerte es que, al final, a los monarcas les salen siete nietos, porque un error de recuento podía haber terminado incluyendo a alguno que no lo fuera, al propio Carod Rovira o a la mismísima Claudia Schiffer en pelotas, que es lo que los informáticos gustan de incluir en este tipo de montajes.

La postal navideña de este año tiene aspecto de viejo recortable, aunque en el embate – como un niño chapuza – el autor se ha llevado por delante las piernas del Rey y los bracitos de la pobre Victoria Federica. La peor parte se la llevan los infantes, que tienen una especie de expresión a lo South Park, y se diría que de un momento se les va a partir la cabeza por la mitad y van a empezar a cantar aquello de “eres un cabrón hijoputa”.

A fin de cuentas – dirá un observador avezado – qué supone para un monarca perder las piernas si con ello se libra de perder su preciado tiempo. Dice la Casa Real que la sido "imposible" reunir en un mismo día a los Reyes y a sus nietos para una sesión fotográfica. Parece que sus obligaciones – largas jornadas de esquí en Baqueira, maratonianas sesiones de vela en Palma – han impedido a los miembros de la Casa Real cumplir con la encomienda.

Ya hay quien se pregunta si el Rey habrá tenido tiempo este año para grabar la felicitación de Nochebuena, o si el que aparezca el sábado por la noche en todas las cadenas será una criatura generada por ordenador, parecida al Rey pero más falsa que Gollum.

Bien mirado, este pequeño desliz de la Casa Real puede abrir las puertas a otra forma de entender el Estado. Dado que sus graciosas majestades no sacan tiempo para cumplir con sus obligaciones, tal vez resultara más grato para ellos, y más barato para las arcas del Estado, sustituirlos por un repertorio de pequeños trucos de ilusionismo. En determinados actos y banquetes, por ejemplo, se podría muy bien sustituir la egregia figura del Rey por una silueta de cartón, perfectamente reconocible, que hiciera las veces de anfitrión.

La idea consistiría en preparar un doble de cada cual, recortado en cartón y perfectamente retocado por Photoshop, de modo que no hiciera falta mantener a una familia real de carne y hueso. De esta manera todos saldríamos ganando: se librarían ellos de la pesada carga que les impide esquiar las 24 horas, y el pueblo español alcanzaría lo que se dice una verdadera monarquía representativa.

Una Letizia de cartón piedra, un príncipe Felipe alto y hermoso, fabricado en cera. Las ventajas son innumerables, pasando porque estos miembros de la Casa Real no podrían meter la pata con expresiones desafortunadas.

Dice La Zarzuela que a pesar del montaje "no disminuye el cariño de los Reyes" hacia quienes reciban su felicitación. Sustituirlos por prácticas siluetas de cartón, o por simpáticos muñecos, tampoco disminuiría nuestro "cariño" hacia ellos. Hagan la prueba.

Las cabras locas de Tenessee

21 diciembre 2005

Cabras que se convierten en piedra, cabras que caen fulminadas al menor susto, cabras que están como cabras. Un simple ruido basta para que caigan desplomadas, rígidas, patas arriba.

Unos segundos después, su sistema nervioso se desbloquea y se levantan.

No es un cuento, sino una historia real que podéis comprobar en este vídeo. Se trata de una variedad de cabras, conocidas como las “fainting goats”. Sufren una extraña enfermedad, llamada miotonía, que provoca que se obstruyan sus neurotransmisores. Fueron descubiertas en 1880 por un granjero en el condado de Marshall (Tennessee).

Aunque el fenómeno no tiene ninguna utilidad aparente, los granjeros de Tenessee supieron encontrársela. Introducen una de estas cabras en sus rebaños de ovejas, de manera que los coyotes tengan una presa fácil con la que entretenerse y dejar de matar.

La vida de una cabra loca por la de diez ovejas cuerdas.

Ikea och författaren Svensk

19 diciembre 2005

Pedro Antonio Ramiro Garbajosa, bohemio contemporáneo, aprende sueco en los libros que roba de las estanterías del Ikea. Pedro Antonio saca dos o tres ejemplares por semana, ocultos debajo del pantalón, con la morbosa emoción de un adolescente que robara en la Shakespeare & Company. Pedro Antonio se adentra en las páginas de Den knutna näven de Lagerkvist o del Leopardens öga de Mankell, con una curiosidad insaciable, aunque apenas entiende una palabra.

Es verdad que ha adquirido algún vocabulario con al mando de su DVD, gracias a lo cual reconoce palabras como menú, volumen o contraste, además de expresiones tan útiles como subtítulos o rebobinado. Pero no dejará que el idioma suponga un obstáculo. Devora títulos como el Utvandrarna de Vilhem Moberg, o Troll och människor de Selma Lagerlöf, y sufre la monomanía de lo nórdico. Se imagina caminando por la tundra, insólito como un personaje de Hansum. A veces se le ocurre que Estocolmo debe de ser algo así como Cercedilla, una soledad de pinares y un olor de chimeneas en la nieve.

Y valquirias azuladas, que cantan como Björk.

Henrietta

18 diciembre 2005

“Sabía dónde había caído la cerilla. Unos pasos más y la recogí. Allí estaba en la palma de mi mano. Una cerilla extraordinaria. (…) La besé.

- Cerilla – dije –, te amo. Te llamarás Henrietta. Te amo con toda mi alma.

Me la metí en la boca y empecé a masticarla. El carbón estaba exquisito, sabía a pino agridulce, crujiente y suculento. Delicioso, cautivador. La mismísima cerilla que ella había tenido en los dedos. Henrietta. La mejor cerilla que he comido en mi vida, señora. Permítame felicitarla.”

"Camino de Los Ángeles" - John Fante

Banco de cerebros

17 diciembre 2005

Mil quinientos cerebros en tupperwares. Los conserva el hospital Fundación de Alcorcón, debidamente clasificados y etiquetados en fiambreras de plástico. El doctor Fernández se dirige a la cámara de Telemadrid, habla mientras corta un cerebro en lonchas muy finitas: “Lo de los botes de cristal es más estético – reconoce – pero de esta manera resulta mucho más práctico”.

El doctor Fernández tiene cara de zombi, pero sus manos se mueven con la destreza de Sergi Arola. En dos minutos ha fileteado perfectamente el cerebro, rebanadas apetecibles, como magret de pato. “Actualmente recibimos unos veinticinco al año – comenta – pero para que esto funcione nos harían falta unos cincuenta”.

El doctor Fernández tiene ojeras color gris-cerebro. Explica qué es lóbulo temporal, para qué sirve. A su espalda hay una pila de fiambreras llenas de cerebros, o pensadas un día para que albergaran cerebros. Ahora – el cámara no lo sabe – la mayoría contiene tortilla de patata, lentejas con chorizo y hasta un plato de callos madrileños. Hace años que el doctor Fernández empezó a dar el cambiazo. Se comía los filetes de cerebro y clasificaba en las estanterías las tarteras que le preparaba su mujer.

El doctor Fernández lleva devorando cerebros desde el año 86. La mayoría son sesos de ciudad, ajadas seseras con sabor a plomo. A veces, uno entre mil, el donante es un granjero, un agricultor, y entonces es posible apreciar el sabor de un buen cerebro de campo.

“No sé qué les echan – se queja secretamente en su diario – pero ya ni los tomates saben a tomate, ni los cerebros a cerebro”.


* Nota: Lo descirto hasta el tercer párrafo son hechos reales

Una historia oral de nuestro tiempo

15 diciembre 2005


“Permítame que me presente. Joseph Ferdinand Gould,… presidente del consejo de administración Buena y Mala Suerte S.A. A cambio de una copa recitaré con sumo agrado un poema, daré una conferencia, fundamentaré una hipótesis o me quitaré los zapatos para imitar a una gaviota.”


1. El secreto de Joe Gould

Joe Gould, “hombrecillo risueño y demacrado”, fue un famoso vagabundo de Nueva York, conocido a principios de siglo entre los artistas del Village por andar de aquí para allá, inmerso en la escritura de la gran obra universal, la “Historia oral de nuestro tiempo”. El manuscrito, recopilado durante años en centenares de cuadernos, alcanzaba, según Gould, una extensión doce veces superior a la de la Biblia y sería consideraba en el futuro como la mayor fuente de historia del siglo XX. Construida mediante la recopilación de conversaciones oídas aquí y allá, la “Historia oral de nuestro tiempo” contenía capítulos tan dispares como “Borracho como una cuba, o de cómo medí las cabezas de mil quinientos indios a cero grados de temperatura” o “La espantosa adicción al tomate, o ¡cuidado! ¡cuidado!, ¡abajo el doctor Gallup!”.

La fama de la ‘Historia oral’ llegó a tal punto que escritores de la talla de Ezra Pound o E.E. Cummings se interesaron por ella. Es más, a la muerte de Gould, en 1957, un grupo de amigos emprendió una larga búsqueda de sus famosos manuscritos por todos los rincones de Nueva York sin el menor éxito.

Los manuscritos no se encontraron nunca, claro, ni podrían haberse encontrado porque, tal y como desvela Joseph Mitchell en la magistral novela “El secreto de Joe Gould”, la Historia Oral fue solo una invención con la que e Gould se engañó a sí mismo durante años.

2. El secreto de Joseph Mitchell

El periodista que conoció a Gould y que relató su historia en “El secreto de Joe Gould”, se llamaba Joseph Mitchell y era reportero de la revista New Yorker. Lo curioso es que la vida de Gould y la Mitchell, aparentemente tan distintas, alcanzó un paralelismo escalofriante a partir de la publicación de la novela, en 1964. Tras esta fecha Mitchell no volvió a escribir una sola línea, en los 32 años que le quedaban de vida.

¿A qué se dedicó este maestro de periodistas hasta su muerte en 1996? - se pregunta Rodrigo Fresán. Puede decirse que Mitchell se dedicó a desarrollar su propia obsesión y, según cuentan sus hijas, se pasó el resto de su vida en una búsqueda enfermiza de objetos de la ciudad de Nueva York, como un “adicto al escombro”. En las inquietantes fotografías que le hizo su mujer, Mitchell aparece rebuscando entre los escombros de edificios demolidos, recogiendo clavos, tornillos, cerraduras… que luego procedía a clasificar.

Mitchell se había lanzado de lleno – como dice Fresán – a la escritura de su propia ‘Historia Material de nuestro tiempo’.

"Comercio Justo"

14 diciembre 2005

El tendero justoDon Justo Pardo Villaseca regenta una frutería en la calle Belice desde hace 25 años. Su negocio, tal y como reza el cartel sobre el escaparate, se llama desde siempre “Comercio Justo”, nombre que ha despertado las protestas de algunas ONG’s locales, pues lo consideran inmoral y engañoso.

"No hay nada de engañoso en el cartel – alega el propietario – yo me llamo Justo y lo más justo es que la gente conozca quién se forra."

Don Justo Pardo, dueño de “Comercio Justo”, pone el ejemplo de su amigo Pedro, propietario de una panadería en la Calle Atocha. “La panadería se llama “Peter Pan” - nos explica - y desde luego no dedica sus ganancias a los niños perdidos”.

Don Justo Pardo pone precios desorbitados. Una lata de aceite, por ejemplo, cuesta siete veces más que en cualquier supermercado. Forma parte de una estrategia comercial bien estudiada, que consiste en vender productos de primera necesidad- esos que la gente compra de urgencia en el pequeño comercio – a precio de oro. “Estas cosas hay que pagarlas” – asegura – “Mire esas peras ¿Sabe la cantidad de inmigrantes ilegales que ha habido que pagar para recogerlas?”.

Don Justo confiesa que con el euro sí que hicieron “una buena escabechina". “Por redondear – dice – redondeamos hasta esta mesa de mármol, que le habían salido algunas mellas"

Después de veinticinco años don Justo conserva un único secreto, una política que no ha dejado de cumplir a rajatabla desde que empezó: "Aquí nunca damos cambio. Comercio Justo, dinero justo" - exclama. Y se ríe estruendosamente mientras se coloca de nuevo el lápiz en la oreja.

Cuatro paridas de temporada


Sean Penn y el proceso irlandés

Qué aportaciones las de Rosa Villacastín. Ayer, en Punto Radio, se pone seria para hablar sobre el proceso de negociación con ETA y suelta: “ Esto ya pasó en Irlanda, en las negociaciones con el Sean Penn”. Cáspita. Sabíamos que Penn era un tipo comprometido, pero desconocíamos su papel decisorio en el Ulster.

Ay, Manolete

Otro actor, Adrien Brodi, interpretará a Manolete en el cine. Y dice hoy, en El Mundo: “No glorificaré el toreo en mi película de Manolete”. Gilipollez de afirmación. Imaginen a Russel Crowe: “No glorificaré el Circo en Gladiator”. Tonterías aparte, el actor se descuelga con alguna ‘pulla’ antitaurina muy documentada, como llamar al toreo “deporte brutal”. Y la frase, apoteósica, “Es una historia trágica… y más para alguien como yo que ama los animales”. Claro, lo trágico es la muerte del pobre torito. A Manolete que le den por culo. Con perdón.

IU en Seviya es una maraviya

Los políticos siempre al pie de la calle. Ayuntamiento de Sevilla. El grupo local de IU presenta una iniciativa para mejorar la vida de los sevillanos: investigar la contaminación en Faluya. ¿Faluya distrito de Triana? No, Faluya, distrito hortofrutícola.

Casarse por la SGAE

La SGAE desmonta la noticia. Resulta que ya cobraba por los derechos de las bodas desde los años 80. Te meten un par de detectives en el banquete para que apunten las veces que bailas Paquito Chocolatero. No me extraña que en la SGAE estén indignados: aún no cobran comuniones y bautizos.

Degollar al redactor

12 diciembre 2005


- Titular de El Mundo (hoy): "Degollan a un taxista en Bilbao"

- Titular de El País (ayer): "Los Rolling Stones exiben sus rarezas" (via Deyector)

Galería de los horrores

10 diciembre 2005

He pensado que si les gustó la historia de Topsy, la elefanta que murió en la silla eléctrica , tal vez les interese:

- La hitoria de Ota Benga, un pigmeo en el zoo del Bronx

- La vida de
Mike, el pollo que vivió año y medio sin cabeza

- Las andanzas del
niño-gacela

- O el caso del
primer mono que vivió con un cerebro de prestado

Topsy, la elefanta que murió en la silla eléctrica

08 diciembre 2005

Topsy, minutos antes de ser electrocutadaA Topsy la frieron en el Luna Park de Conney Island en el año 1903. Eran los tiempos turbulentos del inicio de la electricidad y de todos los horrores que alumbraría el siglo XX. Topsy tenía 28 años y había sido una de las principales atracciones del parque, una magnífica elefanta de tres toneladas que hacía las delicias de los visitantes. Sin embargo, sus violentos arrebatos le llevaron a matar a tres hombres en menos de tres años, el último de ellos el borracho de su cuidador, que le daba de comer cigarrillos encendidos.

Los propietarios de Luna Park decidieron deshacerse de Topsy. Probaron con zanahorias untadas de cianuro, pero no funcionó. Entonces se les ocurrió la idea de sacar dinero con el asunto y anunciaron que Topsy sería ahorcada públicamente por sus crímenes. El anuncio despertó las protestas de los defensores de animales, que consideraron que colgar a un elefante era inhumano, así que buscaron otra solución.

La otra cara de EdisonFue entonces cuando el prestigioso Thomas Alva Edison en persona propuso que utilizaran un sistema que él y uno de sus colaboradores venían desarrollando desde hacía algunos años. Concretamente desde 1890, año de la primera ejecución con silla eléctrica en el estado de Nueva York. A las asociaciones de animales les pareció que freír a un elefante era una forma más “humana” de matarlo.

Casualmente, la compañía de Edison, promotora de la corriente continua, se disputaba entonces el control del sistema eléctrico estadounidense con la compañía Westinghouse. Para desacreditar a su adversario, el gran Nikola Tesla, Edison había declarado que el sistema de corriente alterna de la Westinghouse era una verdadera amenaza para los hogares, y aquel experimento le ayudaría a demostrarlo. (No en vano, ya había pasado diez años electrocutando perros y gatos en su laboratorio para demostrar los peligros de la corriente alterna).

Finalmente Edison envió a sus técnicos, que colocaron a Topsy sobre una plataforma metálica y dispusieron en torno a ella todo tipo de electrodos, en la cabeza y en los pies. Más de 1.500 personas se congregaron en Coney Island para presenciar la ejecución. La pobre Topsy cayó desplomada en cuestión de segundos. Edison registró las imágenes en una cámara de su propia invención y se dedicó después a exhibirlas por todo el país con gran éxito: "Electrocuting an elephant", toda una demostración de los inconvenientes de la corriente alterna.

Con el tiempo, tanto Edison como la Westinghouse prosperaron y terminó por haber un sitio para la AC (Corriente alterna) y para la DC (Corriente continua).

Después de la muerte de Topsy, el Luna Park fue destruido por un terrible incendio. Hoy en día la película de Edison es lo único que queda. Aún se puede ver, si uno pregunta a los encargados, en el Museo de Coney Island.

Links:

- Las imágenes
-
Un poco de historia
-
La noticia al día siguiente, en el Commercial Advertiser
- Topsy, electrocuted by Edison

Boicot a la americana

07 diciembre 2005

La empresa automovilística Ford ha retirado los anuncios de sus marcas Jaguar y Land Rover de revistas para homosexuales, una semana después de que grupos conservadores amenazaran con boicotear a la compañía.

Sigue leyendo

La muerte del lector

Entrevista a Phillip Roth en La Nación: “Hablar de "la muerte de la novela" es un lugar común de cuarta y, además, es mentira. Los que están muriendo en los Estados Unidos son los lectores” (…) “Calculemos que cada año se mueren unos 72 buenos lectores y son reemplazados por dos, y no había más de 25 mil buenos lectores en total para empezar. Esto no es un chiste. Gente joven que lea seriamente ficción, y que luego piense, casi no existe. A muchos les encantaría, lo sé, pero no tienen tiempo. La mayor parte es seducida por la pantalla más que por la hoja impresa, o tienen otras cosas que hacer que les divierten más. En unos años, los buenos lectores van a ser tan pocos que van a ser como un culto, las 150 personas en los Estados Unidos que leen Anna Karenina, por ejemplo”.

Elvira Lindo recoge lo dicho por Roth y lo remata en El País: “No es la novela lo que muere, sino el impulso de leerla” (…) “Hoy los niños necesitan ser alimentados con estímulos inmediatos para combatir el aburrimiento, y los padres por su parte luchan contra ese aburrimiento infantil como contra la fiebre. Hay un cambio sustancial en el temperamento infantil. No se puede leer cuando se es víctima de una permanente ansiedad. Lo que están perdiendo los niños, con nuestra inestimable colaboración, es la capacidad de concentrarse, la paciencia.”

Los Panchos, a hostias

06 diciembre 2005


Si hubiera que escribir un bolero, lo podríamos titular "Aquel hostión inolvidable". Gilberto Valenzuela y Héctor Benítez, componentes del trío mexicano Los Panchos, han resultado heridos tras mantener una pelea entre ellos en completo estado de embriaguez. Valenzuela y Benítez, que en el momento de darse de hostias cantaban aquello de contigo aprendí, que existen nuevas y mejores emociones, no pudieron tomar el vuelo de regreso a México debido a que aún les duraba la cogorza. Ambos presentaban golpes y heridas de consideración en cara y manos y trataron de disimular diciendo que habían sido víctimas de un asalto.

Sin embargo, la noche de los hechos, después de que los Panchos subieran a sus habitaciones, un guardia del hotel detectó que varios cristales rotos habían caído a un aparcamiento y descubrió a "una persona semicolgada de un balcón" de la habitación. Al tipo, que mientras colgaba del edificio cantaba aquello de reloj no marques las horas porque mi vida se acaba, le tuvo que rescatar el personal del hotel.

Se dice que mientras se daban de hostias, en pleno directo certero de Valenzuela sobre los dientes de Benítez, el cantante le soltó aquello de pasarán más de mil años muchos más y en la boca llevarás sabor a mí. Y eso, qué quieren que les diga, sí se puede considerar un golpe bajo.

Día de la Constitución


Ainhoa es un genio de seis años de edad. Sus profesores le encargaron que hiciera un dibujo sobre alguno de los artículos de la Constitución y ella eligió el de la Igualdad. Entonces colocó a estos tres personajes entre símbolos de igual. ¿Qué son, hija mía? - le pregunta su madre intrigada.

NIÑA = MARROQUÍ = MONJA

Un portento, ya digo.

Gótico digital

05 diciembre 2005

Paso por la catedral de Burgos y descubro que dispone de pantallas de plasma para las misas. Hay como diez, de la marca LG, estratégicamente situadas. Más que una catedral esto parece Expo-electrónica en El Corte Inglés. Le hago una foto y un tipo me llama la atención: "Sin flash, amigo". De acuerdo. No vaya a ser que, con la luz de estas cámaras modernas, los valiosos plasmas góticos se deterioren.

Mentiras, pedradas y cintas de vídeo

02 diciembre 2005


“Que conste que no me gusta el sensacionalismo” – dice la Campos con los ojos clavados en la cámara, y a su espalda pasan una y otra vez las imágenes de un supuesto objeto que ayer chocó contra el helicóptero de Rajoy y Aguirre. ¿Un atentado? No voy a ser yo quien lo diga – insiste la mayor de las Caprabo Girls, y se pasa la mañana poniendo las imágenes. (Por cierto, en la MESA CAMILLA de Mari Tere se sienta Roberto BRASERO, todo un destello metafórico).

Llega el mediodía y es Hilario Pino el que pone las imágenes. ¡Hostia, pues sí que son inquietantes! Al final lo han conseguido: acude a mi mente la imagen de Joan Puig en calzoncillos, lanzando piedras al cielo.

Lo único cierto, a esta hora de la tarde, es que el fotógrafo del ayuntamiento de Móstoles llevaba veinte años con el mismo coche. Hace tres días le dieron el coche nuevo. Y ayer cayó sobre él un helicóptero.