Los ojos del cielo

10 enero 2007

A principios de 1958, y bajo el sugerente nombre de Discoverer, el Gobierno norteamericano presentó un programa de lanzamientos espaciales de carácter científico que servirían para realizar experimentos biológicos y atmosféricos desde distintos satélites. Durante más de 30 años, el mundo creyó que aquellas misiones habían contribuido a la realización de importantes avances científicos, hasta que en 1992 el Pentágono desclasificó la información y reconoció que el programa Discoverer no había sido más que una tapadera.

En los años transcurridos entre 1960 y 1972, el falso Discoverer tomó más de 180.000 fotografías aéreas de la Unión Soviética rastreando minuciosamente más de dos millones de kilómetros cuadrados. La Fuerza aérea, coordinada con la CIA, falsificó los datos científicos del supuesto programa Discoverer mientras realizaba más de un centenar de misiones secretas sobre territorio enemigo.

Los satélites "Corona" - verdadero nombre del programa secreto - fueron lanzados por cohetes Thor y realizaron las primeras fotografías de alta resolución desde el espacio. Su creación fue posible gracias a las mejoras en la tecnología de la cámara, que permitieron tomar fotografías desde una altitud de más de cien kilómetros; unas imágenes tan precisas que permitían identificar vehículos y transeúntes.

La imagen superior (detalle de la que encabeza este post) fue tomada el 28 de mayo de 1970 y muestra con detalle las inmediaciones del Kremlin y la Plaza Roja. En la fotografía, es posible distinguir coches y camiones e incluso se aprecia una cola de ciudadanos rusos esperando para entrar en el mausoleo de Lenin. (Seguir leyendo)

Esta otra imagen, tomada en 1960, muestra con todo detalle las instalaciones del Cosmódromo de Baikonur, el gran complejo espacial soviético.


Una vez realizadas las fotografías, la cápsula con la cámara panorámica se desprendía de la parte delantera del satélite a una hora y lugar predeterminados sobre el Océano Pacífico. Para evitar detecciones, las cápsulas abrían un paracaídas a unos 10.000 metros de altura y eran recogidas en pleno vuelo por un avión C-119 o un C-l30 especialmente modificados. El avión desplegaba una especie de ganchos tipo "trapecio" que atrapaban el paracaídas en vuelo.

Las fotografías realizadas por el Corona permitieron localizar decenas de silos e infraestructuras soviéticas, de manera que los norteamericanos pudieron calibrar con más exactitud el alcance de la amenaza soviética. Según algunos expertos, las fotografías desde el espacio determinaron que la Guerra Fría no alcanzara un desenlace dramático, ya que ambos bloques sopesaron al milímetro el alcance de sus fuerzas.

Paralelamente al lanzamiento de los primeros Corona, los soviéticos también desarrollaron su propio programa de satélites espía que camuflaron igualmente como una misión científica llamada Kosmos. En realidad, se trataba del programa Zenith que tomó centenares de imágenes sobre territorio norteamericano. (Bajo estas líneas, imágenes del Capitolio en Washinton DC, tomadas por un satélite espía soviético)

El último lanzamiento de una misión secreta del programa Corona se produjo el 25 de mayo de 1972. El proyecto fue abandonado después de que los norteamericanos detectaran la presencia de un submarino soviético en la zona en que el material debía ser recogido.

En total, con el Programa Corona se obtuvieron más de 800.000 imágenes de la Tierra, imágenes que fueron desclasificadas enteramente en 1995 por el Gobierno de Bill Clinton. Desde entonces, las fotografías han sido utilizadas por numerosos científicos y han servido para localizar restos de tumbas megalíticas, yacimientos arqueológicos en Mesopotamia y rastros de otras culturas milenarias.

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Ver también: Alfred Maul, el abuelo de Google Maps y Palomas fotógrafas