Swimming with polar bears

30 junio 2006

There’s a place in the world where children can swim among polar bears.

Since July 2004, in the little town of Cochrane, northern Ontario (Canada), you can visit the Polar Bear Habitat, a kind of local zoo where people can live the once-in-a-lifetime experience of an outdoor swim with polar bears.

Of course, the humans are in a different pool, separated from the bears habitat by just a layer of glass. Can you see the water drops now? There's a bulletproof, shatterproof glass that's almost 9 centimetres thick, because although they're cute, polar bears are among the world's most ferocious carnivores.

It took 20 years for the Polar Bear Conservation and Education Habitat and Heritage Village to get off the ground. When it opened in it attracted some 11,000 visitors in the first six months. And now you’re invited to go and swim with all those bears if you dare. I don’t.


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More info: 1, 2, 3 y 4

See also: Bears and submarines

Nadando entre los osos

Existe un lugar en el mundo donde los niños se divierten cada tarde nadando entre los osos.


En la pequeña localidad canadiense de Cochrane, de apenas 5.000 habitantes, el ritual se repite desde hace dos años. En junio de 2004 el "Polar Bear Habitat" abrió sus puertas y se convirtió en el único lugar del planeta donde humanos y osos polares pueden darse un bañito cara a cara.


Por supuesto, la piscina interior está protegida por una mampara de seguridad de 9 centímetros de grosor, a pesar de lo cual no todos los adultos se atreven a bañarse.


Nanook, Aurora y Nakita - los tres enormes osos que habitan la piscina –nadan a escasos centímetros de los niños con toda naturalidad, a veces se les ve juntar las narices contra el cristal, observándose con el máximo interés.


De momento, los osos, más que por la apetecible carne de los niños, parecen interesados en otras cuestiones.

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Las pruebas de que no deliro: 1, 2, 3 y 4

Ver también: De osos y submarinos

Cuando Bruce encontró a Chuck

29 junio 2006

Si no se hubiera rodado en un escenario de cartón piedra, los guías del Coliseo deberían incluir este mítico duelo entre sus indicaciones; por aquí salían los gladiadores, aquí se sentaba Tito Claudio y en este pasillo Bruce le puso las pilas al joven Chuck, que por entonces gastaba una melena como el chulito de Parchís. La pelea es una escena clásica de “The way of the dragon” (“El furor del dragón” en portentosa traducción) y uno de esos momentos adorados por las hordas del frikismo internacional.

Es el furor del Dragón, pero le da la del Pulpo

En el inicio de la secuencia, Chuck y Bruce juegan al corre-corre-que te-pillo por las galerías del Coliseo como dos auténticos julais. Después llegan a una sala donde hay un gato y está preparada la función. El Coliseo está como en obras y Chuck, con ese pecho a lo vivo, más que un karateka parece un encofrador.

Como suele ocurrir, Bruce va encajando los primeros guantazos – codazos, coscorrones y algún que otro ipón – hasta que una mala patada le tira para atrás. Es entonces – momento mítico - cuando el pequeño Bruce se rehace desde el suelo, trinca el pechazo de Chuck y le arranca media pelambrera de un tirón.

Bruce Lee, precursor de la 'Kung-Fu depilaciónEl debut de Chuck Norris en la gran pantalla es un poco como el de Mar Flores, ni una palabra de su boca y mucha miradita de guión. Bruce Lee le arranca los pelos del pecho y los sopla hacia el horizonte inaugurando la ‘Kung Fu-depilación’. Después solo le queda cobrar, poner cara de bueno y recibir la famosa tunda del dragón. A mí esta paliza me relaja, me sirve para ajustar mis cuentas con el viejo Chuck; ésta por Texas Ranger – me digo con entusiasmo–, ésta por el capitán Braddock y ésta – la más gorda de todas– por aquellas insufribles sesiones de musculación.

¿Chuck o Bruce? Debate a muerte en los comentarios:

Cruzar la montaña

28 junio 2006

En algún lugar bajo los Alpes Centrales, a varios kilómetros de profundidad, Sissi avanza lentamente al encuentro de Heidi. Ambas señoritas trabajan sigilosamente en la oscuridad, bajo miles de toneladas de roca, para completar los 57 kilómetros del que será el mayor túnel ferroviario del planeta.

Sissi y Heidi son los nombres con que los ingenieros han bautizado a las dos gigantescas tuneladoras que se abren paso desde hace tres años bajo el macizo alpino. En su avance, una media de 30 metros al día, emplean la fuerza de sus 5.000 caballos de potencia y sacan al exterior decenas de toneladas de escombro. Se calcula que cuando acaben habrán extraído más de 13 millones de metros cúbicos de piedra: el equivalente a cinco pirámides de Keops.

El túnel de la base del San Gotardo atraviesa los Alpes de parte a parte y costará unos 4.600 millones de euros. En su día unirá la localidad de Bodio y Erstfeld, reduciendo en más de una hora el trayecto entre Zúrich a Milán

Pero sus 57 kilómetros de trazado no están exentos de riesgos. Los geólogos han observado que la presencia de los numerosos túneles de los Alpes suizos está afectando a las montañas. De momento, según las últimas mediciones efectuadas, la cordillera que se levanta sobre el túnel de carretera ha encogido 12 centímetros con el paso de los años. Los expertos lo achacan a la filtración hacia el túnel del “agua acumulada en las grietas”.

Por este motivo, algunos científicos ya han advertido de una posible amenaza: el túnel pasa por debajo de tres de los mayores pantanos del país, que podrían filtrar sus aguas hasta provocar un hundimiento. En tal caso, la Oficina Federal Hidrológica ha preparado un plan para evacuar toda el agua embalsada antes de que se produjese la desgracia. Una de esas medidas que dejan al ciudadano mucho más tranquilo.

Más: 1, 2 y 3

Tsaatan, la gente de los renos

27 junio 2006

En su ‘Libro de las Maravillas’, Marco Polo hablaba de unas gentes salvajes que vivían en las regiones más extremas de Mongolia y cabalgaban sobre renos. Setecientos años después, apenas quedan 400 tsaatan al norte del país, 32 familias desperdigadas por la Taiga de la montañosa provincia de Khövsgöl.

Los tsaatan - literalmente "la gente del reno" - se han dedicado durante siglos en el pastoreo de estos animales; recorren las inmensas llanuras de la taiga hasta ocho veces al año en busca de pastos para ellos. Desde muy pequeños, aprenden a manejar los renos, los montan y cabalgan por la nieve hasta las profundidades del bosque donde vive el chamán.

Con la leche de reno elaboran mantequilla, yogurt y queso. También aprovechan la piel, los cuernos y las pezuñas. Nómadas y renos se necesitan hasta tal punto, que su destino ha quedado trágicamente unido.

A día de hoy apenas quedan 600 renos de los 2.000 que se contabilizaron en los años 70. Los científicos han determinado que una parte muy significativa de los rebaños está afectada por brucelosis y por otras enfermedades contagiadas por los animales domésticos de sus vecinos mongoles.

Los renos se mueren, y los tsaatan también. Los 400 individuos empiezan a sufrir los efectos de la consanguinidad y han aparecido las primeras malformaciones. La desaparición es cuestión de años, meses o semanas.

Tal vez, a esta hora, el último jinete en reno haya entrado en ese bosque del que nunca volverá.

Más: 1, 2, 3 y 4.

Hoy nos mencionan en Tecnología Obsoleta, ese blog maravilloso.

Sawney Bean, el patriarca caníbal

26 junio 2006

A pocos días de que se estrene el remake de “Las colinas tienen ojos”, el clásico de Wes Craven en la que una familia de tarados se carga a todo bicho viviente, me entero por una breve nota de la revista Cinerama de que el asunto está inspirado en una historia real. Por lo visto, allá por el siglo XV, existió en Escocia una familia que tendía emboscadas a los viajeros, los descuartizaba y se comía sus entrañas.

Todo empezó cuando un bruto llamado Sawney Bean se escapó de su pueblo, a las afueras de Edimburgo, en compañía de Agnes Douglas, una vivaracha criatura que ya había sido denunciada por bruja. Ambos se instalaron en una cueva en Ballantrae donde pasarían los siguientes 25 años dedicados a la alegre tarea de procrear y comerse a sus congéneres. Durante todos aquellos años, en un estado de semisalvajismo, la familia Bean alcanzó la cifra de 48 tarados miembros entre hijos y nietos, como consecuencia del distraído ejercicio del incesto.

Los Bean vivieron todo aquel tiempo en el interior de una oscura cueva de la que solo salían para tender sus emboscadas en busca de comida. Capturaban hombres, mujeres y niños que después trasladaban a su madriguera donde los descuartizaban o conservaban en vinagre. A menudo arrojaban al mar piernas y brazos de sus víctimas, que aparecían en playas lejanas para espanto de los lugareños.

Las desapariciones se hicieron tan frecuentes que provocaron un clamor en la región. Mes a mes los Bean iban dando cuenta hasta de las patrullas enviadas por el Rey. Cuando la cifra de asesinados superaba el millar, una carambola quiso que un caballero sobreviviera después de contemplar cómo se comían a su esposa.

Jaime I envió entonces un batallón de 400 hombres que siguieron las indicaciones del marido. Solo por casualidad descubrieron una cueva cuya entrada quedaba oculta en pleamar. Siguiendo los ladridos de los perros, se adentraron en la caverna durante casi dos kilómetros hasta toparse con un dantesco salon de estar: brazos, piernas y cabezas colgaban de todas partes puestos a secar.

Los Bean fueron ejecutados uno a uno, quemados y desmembrados ante los clamores de la multitud.

Algunos expertos aseguran que se trata de una leyenda inventada por los ingleses para ejemplificar la barbarie escocesa. Lo cierto es que en la costa de Ballantrae existe aún una gruta que los lugareños llaman la cueva de Sawney Bean, en la que hace muchos años que nadie se atreve a entrar.

Más: 1, 2, 3 y 4.

Literatura e higiene personal

25 junio 2006

“Los escritores de la Generación del 98 huelen a cerrado. Baroja en su propia casa llevaba puestos la boina y el abrigo e incluso a veces se añadía una bufanda y una manta en las rodillas. Un día Unamuno estaba sentado a una mesa camilla y la visita que lo acompañaba, al ver que guardaba silencio y hundía la cabeza en el pecho, creyó que se había dormido, pero una de sus babuchas comenzó a arder en el brasero y por el olor a chamusquina el acompañante se dio cuenta que don Miguel había muerto. Antonio Machado vestía como una cama deshecha y Juan Ramón Jiménez, pese a que sus poemas eran limpios y azules, él iba muy abotonado y de negro como un grajo. El garrotazo que el periodista Manuel Bueno le dio a Valle Inclán le hundió el gemelo en la muñeca. Bastaba con que se hubiera lavado un poco, pero no lo hizo; la herida se le gangrenó y hubo que cortarle el brazo. Desde Galdós a Manuel Azaña, pasando por el atildado Azorín, es posible que ningún literato español se duchara más de diez veces al año”.

Manuel Vicent (Pañería)

Skalugsuak: el leviatán bajo los hielos

En las llanuras de Groenlandia, bajo la espesa e interminable capa de hielo, el pueblo Inuit conoce desde hace siglos la presencia de una criatura gigante y sigilosa, un ser que se desliza bajo las sombras polares.

Los ojos del Skalugsuak brillan en la oscuridad, en su estómago se han encontrado restos de caribús, morsas y hasta de osos polares. Su tamaño alcanza los siete metros de longitud y a menudo sobrepasa la tonelada. Aún hoy día, los científicos no se explican cómo puede sobrevivir un tiburón de semejante tamaño a temperaturas tan extremas.

El Skalugsuak, o tiburón boreal, es capaz de ocultarse a profundidades de hasta 2.000 metros, se alimenta de focas y de los pocos peces que viven bajo el hielo. Los científicos saben muy poco sobre ellos; son escasas las ocasiones en que ha sido filmados o fotografiados, y algunos de sus comportamientos siguen siendo un misterio.

Nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo vive un Skalugsuak, aunque algunos expertos creen que puede alcanzar los 200 años, lo que le convertiría en una especie de leviatán centenario y sabio.

Los inuits, que han probado su carne, saben muy bien que es venenosa. Hay que hervirla repetidas veces si se quiere ingerir y aún así resulta incomible. En épocas de escasez, abren un agujero en el hielo y pescan uno de estos gigantescos ejemplares, pero solo para alimentar a sus perros.

Estos no son los gallegos, pero para el caso es como si lo fueranHace unos días el arrastrero gallego "Coral", cuando faenaba frente a la Costa da Morte, atrapó entre sus redes un curioso escualo de 3,30 metros y 300 kilos de peso. Solo después de ser analizado, los científicos determinaron que se trataba de tiburón boreal, un ejemplar perdido a miles de kilómetros de su hogar. Las palabras del patrón del “Coral”, Manuel Alves Tomé, lo dicen todo: "es el animal más raro que he visto en los 25 años que llevo faenando".

Más en: 1, 2 y 3. (Interesante video- buscad la referencia 'The legend of Skalugsuak')

El monstruo del Mar Caspio

23 junio 2006

A finales de los años 60 un satélite de la CIA detectó la presencia de un extraño objeto que se desplazaba a toda velocidad sobre superficie del mar Caspio. En las aldeas del lugar, algunos pescadores kazajos decían haber visto una espantosa criatura que volaba sobre las aguas. El satélite mostraba una sombra de dimensiones descomunales, que se movía con enorme facilidad en todo tipo de superficies; tan pronto se encontraba sobre la costa como cruzaba el mar a una velocidad endiablada. Sin saber aún de qué se trataba, los americanos empezaron a hablar del “monstruo del Mar Caspio”.

Años después, los servicios de inteligencia descubrirían que se trataba de un gigantesco aerodeslizador diseñado por los científicos soviéticos. Un híbrido entre el avión y el barco con 92 metros de eslora, 36 de envergadura y un peso aproximado de 450 toneladas.


El aparato había sido construido para aprovechar el denominado “efecto suelo”, el mismo que aprovechan las aves para planear sobre el agua. Se desplazaba a una altura indetectable para los radares a velocidades superiores a los 500 km/h. También era capaz de desplazarse sobre tierra, en superficies relativamente planas. Le bastaba aumentar ligeramente la potencia de sus motores para elevarse unos 300 metros, sortear todos tipo de obstáculos y lanzar sus misiles contra el objetivo.


El verdadero nombre de aquellos prototipos era el de "ekranoplanos", vehículos revolucionarios que combinaban las mejores cualidades de los hovercrafts y los aviones. En los siguientes años los soviéticos diseñaron diferentes modelos que les permitirían desplazar a largas distancias a centenares de soldados y carros de combate en un tiempo récord.


Finalmente, fue la falta de medios y la caída de la Unión Soviética lo que abocó a estos dinosaurios a la desaparición.

Más: 1 y 2. (Otro vídeo)
Ver también: El submarino-portaaviones y Los 'kosmonautas' del mar

Faro enterrado en la arena

22 junio 2006

El faro de Rubjerg Knude fue construido en 1899 en lo alto de una colina, a unos 60 metros sobre el nivel del mar. Los barcos detectaban su luz desde una distancia de unos cuarenta kilómetros.

Las tormentas de arena fueron acosando el faro, hasta tal punto que en 1968 su luz dejó de ser visible. El faro funcionó como museo hasta 2002, año en que la duna terminó de sepultarlo.

El faro abandonado de Rubjerg Knude no está en la costa de Libia, Túnez o Alejandría, sino en la fría península de Jutlandia, en Dinamarca. [via]


Más abandonos

Océanos de arena

21 junio 2006

En la madrugada del 4 de abril de 1943, cuando regresaba de un bombardeo sobre la ciudad de Nápoles, el B-24 estadounidense “Lady Be Good” avisó de que se quedaba sin combustible y perdió todo contacto con la base. Los equipos de rescate rastrearon durante días las aguas del Mediterráneo, en el área donde el piloto había dicho encontrarse.

Dos días más tarde, las tropas aliadas dieron a los nueve tripulantes por desaparecidos.

Quince años después, en noviembre de 1958, un equipo de prospectores petrolíferos de la BP descubrió que los restos del “Lady Be Good” no descansaban en el fondo del Mediterráneo sino en las arenas del desierto de Libia. Los restos del aparato fueron encontrados unos 700 kilómetros tierra adentro, y entre ellos no aparecieron los cadáveres de la tripulación ni los paracaídas. Tampoco sus chalecos salvavidas.

El análisis de lo encontrado llevó a la conclusión de que los nueve tripulantes del “Lady Be Good” habían saltado en plena noche del avión creyendo que saltaban sobre el mar. Un fallo en la brújula del bombardero había desviado su ruta varios centenares de kilómetros, y el piloto, tal vez confundido por la oscuridad de la noche, había creído distinguir el brillo del océano sobre las arenas del desierto.

Los cuerpos de ocho de los tripulantes (el noveno nunca ha aparecido) fueron encontrados dos años después en el desierto por otro equipo de geólogos. Cinco de los cadáveres se encontraban a unos 150 kilómetros al norte, otro a unos 185 kilómetros y el último, tal vez el que más resistió, a unos 198 kilómetros del avión.

Por el diario de uno de ellos se supo que habían caminado durante ocho días por un océano de arena, unos 200 kilómetros sin encontrar señales de vida. La última anotación del diario solo dice: “Sin ayuda aún, la noche es fría”.


Ver también: El escuadrón perdido

Monotetismo

20 junio 2006

Woody Allen perseguido por una teta caníbal Pechos, senos, mamas, berzas. El mundo es un lugar lleno de tetas. Arremeten desde la tele, en el metro, en los bares, en las páginas impares de los periódicos. Pronto el mundo será como en aquella película de Woody Allen en que las tetas se escapaban de los zoológicos y atacaban a la gente.

Teta es la cuarta palabra más buscada en Internet; lo dicen en Documentos TV.

TETA también es una asociación de Texas; eso lo he encontrado yo solito.

La mirada del hombre se extravía hacia la teta, existen concienzudos estudios que lo demuestran.

Una de las cosas que he aprendido leyendo revistas femeninas es que los hombres somos propensos al 'monotetismo'. En un número atrasado de la revista Glamour, decenas de lectoras se preguntaban por lo mismo: ¿Por qué esa manía de los hombres de juntarnos las tetas, creando un único y gran supertetón?

Hasta ahora nadie tiene la respuesta.

De momento el Gran Tetón es un parque natural de los Estados Unidos, un lugar ideal para vivir.

Si remitiera mis cartas desde allí, serían de una felicidad casi perfecta.

En el buscador también aparece El Club de la Teta, asociación a la que merece la pena pertenecer, aunque solo sea por incluirlo en el currículum; Fulgencio Fulánez, poeta y ensayista, miembro honorífico del Club de la Teta.

En algún lugar de la red, aunque no lo crean, existe una foto de Lolo Ferrari bailando el hulahop.

“Tus pechos altos duros come il palazzo vecchio”, dijo Juan Gelman. Para cuando yo lo leí el palacio viejo estaba en obras.

"Si no hubiese tetas, yo no pintaría" – dijo Renoir. Y a pesar de la artritis siguió pintando cuadros, con los pinceles atados a los brazos.

Chupa, chupa, no soples!Las mejores frases sobre las tetas son cosa de RAMÓN, como casi siempre. “Toda la danza, lo más fino de ella, son unos senos bailarines” – dijo el genio. “La vida está adornada con farolillos de senos”; “Son las dos grandes lágrimas que llora la belleza”.

También dijo que “los senos son los salvavidas de la muerte. Sólo agarrándonos a un seno nos podremos salvar”.

Debe de existir, y si no me lo invento, algún antiguo tratado árabe sobre el poder curativo de los senos.

La estanquera de Amarcord se metía un muchacho entre las tetas y le decía aquello de “chupa, chupa, no soples” hasta que le curaba las caries.

La novia de Mazinger, robot emancipada y mujer de su tiempo, se cogía un rebote y te lanzaba los pechos, que eran en realidad dos misiles tierra-aire.

¡Tetas fuera!Se cuenta que durante las pruebas de rodaje de “Con faldas y a lo loco”, el diseñador de vestuario entró al camerino de Marilyn para tomarle medidas y, mientras pasaba la cinta métrica alrededor de sus caderas, le comentó bromeando: "Tony Curtis tiene un culo mejor que el suyo, señorita Monroe..." Entonces ella se desabrochó la blusa y le replicó, furiosa: "¡Pero seguro que no tiene unas tetas como éstas!".

Pero ya se sabe que, comparado con Marilyn, nadie es perfecto.

El Guantánamo español

19 junio 2006

El 19 de julio de 1808, tras la victoria en la trascendental batalla de Bailén, el ejército del general Castaños hizo prisioneros a varias decenas de miles de soldados napoleónicos. Los franceses fueron concentrados en Sanlúcar durante varios días, bajo el compromiso de ser repatriados a Francia, hasta que el Gobernador de Cádiz decidió no respetar el acuerdo y embarcarlos en ocho navíos con destino a Canarias y Baleares.

Pocos días después, unos 9.000 prisioneros franceses fueron abandonados a su suerte en la pequeña isla de Cabrera. El propio islote, de apenas 16 km2, constituía una cárcel de la que no había manera de escapar; un páramo desierto sin agua ni comida para tantas personas.

En poco tiempo se acabaron los recursos de la isla, los escasos conejos y lagartos que vivían entre sus piedras, y los 9.000 hombres entraron en una situación de absoluta desesperación. Algunos empezaron a comer hierbas silvestres, insectos, lagartijas… se dieron casos de antropofagia que fueron castigados con pena de muerte.

Durante cinco largos años las autoridades españolas se olvidaron de aquellos prisioneros. Cuando regresaron, al acabar la guerra, de los 9.000 franceses solo quedaban 3.600 con vida. La isla quedó sembrada de huesos y de inscripciones de los prisioneros en las rocas, testigos mudos de aquel horror.

Hoy en día, solo un pequeño obelisco – olvidado por todos – recuerda lo que sucedió.

Y una vez más, amigos míos, la única página que lo cuenta con algún detalle está en inglés.

El nombrador

18 junio 2006

El poeta español Fernando Beltrán “decidió, hace 14 años, crear una empresa dedicada exclusivamente a la creación de nombres. Sus amigos le dijeron que si estaba loco, que se iba a morir de hambre, que para eso, mejor dedicarse en exclusiva a la poesía...” Hoy en día el negocio de "El nombre de las cosas" marcha viento en popa, ha creado nombres como Amena, Opencor o Faunia, y ha dado ideas como bautizar el centro cultural La Casa Encendida, sacado de un verso de Luis Rosales. Beltrán está convencido de que la poesía es una herramienta utilísima: "Claro, un poeta busca decir lo máximo con las menos palabras posibles. Hay que hacer un esfuerzo de síntesis. Y crear imágenes. Trabajo igual los versos que los nombres: apuntando las ideas en cuadernos y en libretas, en la oficina o en la calle, mientras paseo".

Más en elpais.es

Los señores de las águilas

17 junio 2006

Año tras año, en las lejanas llanuras de Kazajstán, jinetes mongoles llegados de todas partes del país acuden a su cita en Taldykorgan, donde tiene lugar una ancestral competición de caza.

Durante dos días, los Berkutchi, o señores de las águilas, compiten con sus mejores animales, se suben a lo alto de una loma y sueltan al ave en cuanto divisan una presa.

El águila cae sobre el zorro como una maldición de Dios, una sombra en la tierra, una fugaz visión.

Los nómadas utilizan la piel de estos zorros incautos para fabricar sus sombreros.

La caza con águilas es una tradición centenaria de los nómadas mongoles, se dice que Genghis Khan tuvo alrededor de mil ejemplares bien adiestrados, y que largas extensiones del Imperio estaban marcadas con piedras para advertir de que allí solo podían cazar sus aves.

Algunas águilas son tan poderosas que pueden matar a un lobo, aunque como advierte el dicho lugareño, es mejor no hacer el tonto “si quieres que tu águila viva por diez años”.

Los incrédulos disfrutarán de este vídeo (ver hasta el final)

El astronauta imaginario

16 junio 2006

En aquella película de los 80, “Los Dioses deben de estar locos”, una botella de Coca-cola caída desde el cielo trastornaba la vida de los bosquimanos del Kalahari. Veinticinco años después, y en la vida real, un artista italiano llamado Marco Boggio se ha plantado en el corazón de África con un traje espacial.

En el verano de 2005, Boggio se desplazó a Burkina Faso en busca de tribus que nunca hubieran oído hablar sobre la existencia de astronautas ni de la llegada del hombre a la Luna. En la maleta se llevó fotografías y libros de astronomía que utilizó para introducir a los nativos en el misterio de los viajes al espacio. Después de varias semanas de charlas, y una vez superado el asombro inicial, el artista pidió a los artesanos locales que realizaran sus trabajos inspirándose en la temática espacial.

El resultado se expone estos días en Nueva York bajo el título "Dreams and Nightmares of the African Astronauts" (Sueños y Pesadillas de los Astronautas Africanos) y lo componen un conjunto pinturas, esculturas y tejidos en los que aparecen cohetes en forma de pez, extrañas estrellas y pintorescos astronautas.

Los nativos de Burkina Faso construyen, con su estética tradicional, una nueva iconografía basada en los relatos de Boggio. En sus esculturas representan la ascensión del hombre a los cielos, o el momento en que los astronautas americanos son introducidos en la cápsula espacial. En la exposición también se exhibe un vídeo en el que un hombre vestido de astronauta intercambia impresiones con las gentes del lugar. Durante un par de horas, el astronauta y los nativos charlan sobre su concepción del mundo, su idea de lo que hay más allá de las nubes y la posibilidad de que los seres humanos lleguen allá arriba. “¿Qué comen los hombres en la Luna?” – llega a preguntar un interesado aborigen.

El trabajo de Boggio es una mezcla entre la etnografía y la provocación, trata de demostrar lo que ocurre al enfrentar dos visiones entre sí, el contraste entre la avanzada tecnología espacial y la visión mágica del chamán.

Pero no hace falta viajar tan lejos para confrontar los conceptos de mito y realidad.

En el año 1997 la Fundación Telefónica de Madrid acogió la exposición «Sputnik: La odisea de la Soyuz 2», una supuesta investigación que sacaba a la luz la verdad sobre la vida el astronauta Ivan Istochnikov, un héroe de la Unión Soviética cuyo rastro había sido meticulosamente borrado por el KGB.

Centenares de documentos y fotografías, sacados oportunamente a la luz por los autores de la exposición, demostraban que en 1984, tras el fracaso de la misión de la Soyuz 2, el astronauta Istochnikov y su perrita Kloka habían desaparecido para siempre en el espacio sideral

El pasado domingo, el programa Cuarto Milenio, presentado por el ínclito Iker Jiménez en canal Cuatro, presentó esta historia como real.

La conspiración soviética en torno a Istochnikov – como podrían haber comprobado fácilmente – no era más que una elaborada ficción del artista Joan Fontcuberta, que trucó las fotografías y prestó su propia cara para encarnar al cosmonauta. Un experimento – como él mismo ha reconocido en más de una ocasión – para demostrar que “la manipulación de las imágenes y de los archivos permite remodelar la memoria colectiva y la historia al capricho de los intereses más oscuros”.

Ambos casos – el de Boggio y el de Fontcuberta – consiguen ponernos, a través de una fábula de astronautas imaginarios, ante la misma estremecedora conclusión: si los nativos de Burkina construyen su realidad a través del mito y la imaginación, ¿con qué se construye el discurso que nos ofrece cada día la televisión? ¿Es tan grande la diferencia que separa al chamán del presentador? Y lo más importante: aquella batalla, la del logos contra el mito; ¿alguna vez se ganó?

El submarino-portaaviones

15 junio 2006

A finales del verano de 1945, justo después de la rendición de Japón en la II Guerra Mundial, un submarino japonés hasta entonces desconocido por las tropas aliadas se rindió ante un destructor estadounidense. La tripulación asistió boquiabierta a la aparición de un aparato de dimensiones nunca vistas, tan descomunal que resultaba un 60% más grande que el mayor de los submarinos norteamericanos, dos veces más rápido y con capacidad para dar una vuelta y media a la Tierra sin repostar.

Pero la sorpresa no acabó aquí.

Tras una primera inspección, los americanos descubrieron que aquel submarino japonés, de la clase I-400, era también un portaaviones.

El submarino poseía un compartimento estanco donde transportar un avión de la clase Serian. Una vez en la superficie, la tripulación extraía el avión de su escondite, desplegaba sus alas sobre la cubierta y preparaba una pequeña pista para despegar.

El avión Serian podía despegar y realizar todo tipo de misiones con rapidez y discreción. Una vez realizadas regresaba al submarino y volvía a desaparecer bajo el mar.

Los japoneses pretendían utilizar estos submarinos para realizar ataques sorpresa en la costa Este de los EEUU. Según los aliados, el mando nipón diseñó el I-400 con intención de destruir el canal de Panamá y de atacar con armas bacteriológicas ciudades como Nueva York o Washington. Pero la guerra acabó antes y el plan nunca se llegó a realizar.

Más detalles: 1, 2, 3 y 4